Manuel Hinds ex Ministro de Finanzas de El Salvador y co-autor de Money, Markets and Sovereignty (Yale University Press, 2009).
Mucha gente cree que los gobiernos populistas no pueden hacer daños permanentes si el pueblo reacciona racionalmente y los sustituye al final de sus mandatos. Esta gente también tiende a creer que los costos del populismo los cargan los inversionistas mientras que los trabajadores reciben beneficios.
La gráfica adjunta desmiente estas dos suposiciones con tres casos muy claros en Latinoamérica-Nicaragua durante el primer régimen Sandinista, Perú bajo los gobiernos populistas de los años ochenta, y Venezuela durante los gobiernos populistas de los años noventa. La gráfica muestra los salarios reales promedio de los trabajadores de estos países (reales significando ajustados por la inflación), tomando como 100 el nivel que tenían en el año 2000. Note usted que como resultado del régimen Sandinista el salario real en Nicaragua cayó de 362 en 1980 a 47 en 1989, el último año de la primera vuelta del Sandinismo. Como se ve en la gráfica, Nicaragua ya no pudo recuperar ni siquiera la mitad de los salarios reales que tenía antes del Sandinismo.